Emociones

La Educación Emocional, como proceso continuo y permanente, debe estar presente desde el nacimiento, durante la educación infantil, primaria, secundaria y superior, así como a lo largo de la vida adulta, adoptando un enfoque del ciclo vital que se prolonga durante toda la vida.

Así mismo,  la Educación Emocional pretende dar respuesta a un conjunto de necesidades sociales que no se encuentran atendidas de forma adecuada en la actual educación formal.

  • Se desarrolla la conciencia emocional mediante la auto-observación y la observación de los/as demás.
  • Se amplía el vocabulario emocional.
  • Se aprende a emplear estrategias auto-reguladoras de afrontamiento ante situaciones emocionalmente difíciles.
  • Se incrementan los niveles de bienestar y ajuste psicológico que potencia la motivación.
  • Se favorecen las relaciones sociales interpersonales satisfactorias.

La inteligencia emocional es para él una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc., que configuran rasgos de carácter, como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para una buena y creativa adaptación social.                           

Y para ello, qué mejor que tener una buena educación emocional, una educación para la vida (personal, social, familiar, profesional, etc.) que nos proporcione mayor bienestar subjetivo, salud física y mental, mayores dosis de felicidad, y con ello, mayor bienestar social y calidad de vida.

Los objetivos en este trabajo serán los siguientes:

  • Dotar de contenidos conceptuales especificos sobre las emociones básicas.
  • Reconocer e identificar las emociones que las situaciones de la vida implican.
  • Desarrollar habilidades y herramientas para una gestión emocional saludable.
  • Aprender a transitar y validar las emociones propias y las de los demás.

Programas y proyectos a medida